martes, 18 de noviembre de 2014

El ataque de los penes voladores

"Cuidado chiquillas andan penes volando" les dijo el borrachito al grupo de chicas colegialas que hacían jogging subiendo el cerro, luego estalló en risa jugosa. Obviamente las chicas no hicieron caso... solo un borrachín diciendo estupideces. Tremenda sorpresa cuando subiendo el camino del cerro vieron unas cosas que pasaban aleteando de un lado a otro. Se detuvieron y se miraron entre si “¿Qué son esas cosas?” ... “En mi vida he visto algo así” ... “parecen”... “parecen penes con alas”...

Cuando se dieron cuenta ya los penes habían notado su presencia y venían aleteando.
"Oh las weás raras"... "¿Qué hacemos?" "¿Nos harán algo?" "¿Corremos?"
Ya los penes estaban bien cerca cuando algunas se giraron y corrieron, otras anonadadas sólo dieron algunos pasos hacia atrás, otras cerraron los ojos y gritaron. Aquellas que gritaron, los penes se le metieron a la boca. Otros penes se fueron hacia las que corrían y se estrellaron contra ellas, eran tantos que las hicieron caerse, se les amontonaron encima y comenzaron a meterse entre sus ropas, sobretodo buscando sus entrepiernas. Gritaban las chicas y desesperadas trataban de quitárselos de encima, pero éstos eran muy escurridizos y se movían sin parar.

Una de las chicas, que había quedado a un lado del enjambre que pasó, se quedó pasmada mirando el ultraje de sus compañeras luego le vino una rabia tremenda y reaccionó. Tomó una rama gruesa de la orilla y comenzó a  repartir palos a los penes que estaban en el aire... uno... dos... tres... cuatro... cinco... fueron estrellándose contra los troncos de los árboles o contra las piedras en el suelo mientras quedaban inconcientes. Luego se acercó a sus compañeras sodomizadas en suelo y les quitó con las manos los penes que tenían encima, desenfrenada los quitaba y los azotaba contra el suelo, los que les habían quedado dentro de la ropa les daba puñetazos hasta que dejaban de moverse, entonces los quitaba de la ropa y los lanzaba lejos.

Al verla sus compañeras sintieron coraje y se lanzaron a la misma tarea. Las ya liberadas se pusieron de acuerdo con rápidas señas, agarraron palos y comenzaron a dar golpes a todos los penes que se movían en el aire, a tomar aquellos escabullidos dentro de las ropas, lanzarlos contra el suelo y aplastarlos con los pies.

Ya habían terminado con todos los penes que andaban rondando cuando vieron acercarse a una viejecita de espalda levemente encorvada, corriendo a duras penas. Miró la escena y les dijo: "Perdonen chicas, se me escaparon del closet y no pude atraparlos". Sacó una bolsa grande donde metió a todos los penes, luego les preguntó: "¿No queda ningún otro por ahí? ¿Cierto?". Las chicas se miraron, la miraron y mudas movieron la cabeza dando un no de respuesta. Sólo una de ellas no movió la cabeza, se había metido uno de los penes inconcientes en el bolsillo pensando que era buena idea.
"Gracias! Chau!" dijo la viejecita y se fue.

Las chicas la vieron alejarse por el camino del cerro con la bolsa al hombro. Se miraron un largo rato. "¿Están todas bien?" Preguntó la primera chica que atacó a los penes. Algunas encogieron los hombros, otras movieron la cabeza inclinándola hacia los lados, otras movieron la cabeza en señal de si. "¿Que hacemos entonces?" Silencio. "¿Pues, nos vamos?" y se fueron. Mientras caminaban algunas se tomaron de la mano, otras les pusieron las manos en los hombros a sus compañeras y otras  se abrazaron.

No hay comentarios: